El francés Rayane Roumane, campeón del Open Ciudad de Pozoblanco
El partido fue rápido, con pocos intercambios y en el que el tenista bisoño pareció por momentos el veterano, no entró en las ‘trampas’ que le opuso su contrincante y supo aprovechar las lagunas de éste para llevarse el duelo.
La primera manga, pese al 6-4 fue un visto y no visto. Treinta y cinco minutos de tenis intenso, típico de rápida, con pocos intercambios y con un Roumane más acertado y agresivo que su rival desde el fondo, lo que decantaría el set a su favor.
Kravchuk tardó en entrar en el partido y lo pagó caro. Roumane ganaba tres de los primeros cuatro puntos y rompía en su segunda oportunidad. Un punto a favor que no había tenido en rondas anteriores, donde casi siempre fue a remolque, y que no desaprovecharía.
Pese a jugar en muchas ocasiones con segundos, el joven tenista francés apenas daba opciones al veterano jugador ruso cuando servía y, en especial, desde el fondo de la pista, desde donde ofreció la misma seguridad que ya había mostrado en rondas anteriores ante rivales en teoría superiorires -por ránking- como Marchenko o Simon. Krahchuk trataba de aguantar el marcador buscando su oportunidad al resto, pero en el séptimo juego se dejó ir y el galo se apuntó su saque en blanco, sentenciando la manga. O casi.
Con 5-2 y saque, Roumane volivó a errar en demasía, jugó casi siempre con segundos y eso le permitió a Kravchuk alargar el set e, incluso, con 5-4 y 0-15 presionar a al joven jugador, que parecía verse afectado por estar ante su primera final profesional. Roumane reaccionó con dos ‘aces’ que le devolvieron el mando en el juego y le ofrecieron la oportunidad de cerrar el set. No la desaprovechó.
La segunda manga arrancó con la misma tónica, con un Roumane que solventaba con cierta comodidad su saque mientras presionaba el de su rival. Sin embargo, en el cuarto juego todo cambió. Una doble falta y un error no forzado del francés le dieron al jugador ruso cierta ventaja, que con un ‘winner’ imposible de alcanzar y una dejada variaron el signo del partido. Kravchuk se ponía 3-1 arriba y consolidaba a continuación para sentarse por primera vez con ventaja en el marcador.
No la desaprovechó, se dejó ir con el saque de su rival, pero se mostró contundente con el suyo. Así se llegó al noveno juego, en el que, con 5-3 a favor del ruso y saque, Kravchuk dispuso de una bola de set que parecía alargar el duelo a una incierta tercera manga. Pero Roumane no se rindió. Con un revés espectacular salvó el ‘set ball’, a continuación metió un resto ganador y, por último, un ‘winner’ ante la subida de Kravchuk que le daba el juego. El set volvía a equilibrarse y ahora el que parecía de nuevo más fuerte, cargado de moral tras salvar esa situación límite, era el joven galo.
Y, de hecho, aprovechó la situación. En medio de las protestas de su rival por las decisiones de los líneas, Roumane pareció el veterano, mantuvo la calma, no se fue del partido y, tras ponerse 15-40, aprovechó su segunda bola de ruptura para situarse 6-5 y saque. Era su oportunidad. Ganó el juego y logró el primer título profesional de su carrera.